Sunday, March 20, 2011

Solo una gran catástrofe podria salvarme

Intervención militar, Tsunami, epidemia de gripe porcina. Preciso una gran catástrofe para regresarle a mi mente su amplitud. Amanecer los fines de semana con el apartamento ocupado de visitantes me daba la sensación de opresión. A veces deseaba pedirle a un productor Hollywoodense el guion de una película del Terminator. Otras ampararme a la lectura religiosa para fomentar la esperanza del regreso del mesías. Mi última opción era escribir un cuento corto como el de Igna para poder alcanzar un apocalipsis a esta ocupación. Era necesario volver a empezar. No pedía riquezas ni extensiones de tiempo. Pedia espacio, silencio… soledad. Una continuidad de espacio sin la presencia de nadie, un momentum de ritmos transcendentales que pudiera retornarme a la máxima expresión del Ser. Mi complejidad necesitaba de espacios, un solo camino no me bastaba cuando sabia de horizontes. La vida cotidiana arrojaba al mundo un hombre simple sin grandes emociones o contemplaciones futurísticas, ese sentía que era yo en estos instantes.

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