Wednesday, November 3, 2010

Si seras bruto

La noche era hembra y estaba en celo. Quería candela la oscuridad con el mamado calor. El desmedido calor a principios de noviembre me había hecho sentirme un ser bipolar sin medicamentos o terapia. Aquí estaba sentado en un comedor. Me aturdía el silencio de la casa, los quejidos de unos kokodrilitos, el sigilo de Lady Kokodrile. Mis dedos tecleaban con fuerza, mi escritura adquiría filo y mi ironía encontraba así el desbordamiento de la imprecisión del destiempo. A lo lejos escuchaba un sin número de preguntas, las típicas del quien te hospeda… ¿Qué si quieres chocolates, qué si quieres mas, qué no encuentro esto, qué esto y lo otro… qué el nuevo restaurante que abrieron hace dos meses o era el PetStore? No tenia mente para escuchar preguntas menos el interés de contestarlas. Respondía mecánicamente no se qué. Mientras los ciento de kokodrilitios salían por debajo de la cocina unos sin calzones, otros verijones en calzones blancos… nada agradable ver la frescura de un cuerpo hinchado de grasa. Yo fijaba la vista en la pantalla de ordenador. Ponía un punto y aparte, fingía que escribía aunque al paso de las letras comenzaba a pensar que esto pasaría a ser otro disparate mío. De reojo veía mi entorno y pensaba en hombres ahogándose pidiendo auxilio. Chingense ellos y yo no había helicóptero a la distancia ni tampoco delfines rescatistas valia mejor ser deborados por tiburones. Quedaba tomárme el asunto filosóficamente por lo que interpuse a mi mismo ¿El por qué había terminado en Suburbia?

Habían bastado 15 minutos para aceptar la invitación. Un minuto para decir si y los 14 restantes para convencerme que había hecho lo correcto. Fuera de los 15 mi arrepentimiento tenía su fuerza natural. Cuando llego la hora apareció Lady Kokodrile,  escuche que me dijo vámonos y yo conteste entre dientes ¿a dónde? En efecto ya era demasiado tarde. Si serás si serás tendrías que ser el chavo del ocho, me toco revivir la escena del sabio regaño de don Ramón sin ni si quiera acceder mi cuenta de YouTube. Me desencantaba ser yo el autor principal de mi mala suerte. ¿Qué shingaous hacia dentro de un SUV en route a Suburbia?  Una especie de meditación que hizo el viaje de 35 minutos largo.  Digo largo porque por más que quise no pude generar respuesta. Adiós la urbanidad bienvenida sea la felicidad del fraccionamiento, casas con garaje, mujeres embarazadas empujando carriolas llenas de niños y de muñecas,  de árboles plantados por humanos, de happy people con su sticker I vote —¡señores la elección fue ayer!

¡Demonios Malditos! – ni modo a recurrir al silencio, a ensimismarme, a contestar en breve y quedito, a fingir que estaba ocupado, que escribía… Mientras tanto los kokodrilitos se me subían por las piernas, otros se me colgaban del cuello otros me decían que si conocía Iron Man. Otros me invitaban a que les enseñara a hacer push ups… Seguía pensando el reino animal era muy complicado y ni como huir. Yo mismo me había hundido.
Gritaba en silencio.

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