Thursday, November 5, 2009

De un lado a otro, !sientate carajo!

Odio la hora cuando termino de trabajar. Es el momento en donde uno deja de tener que hacer para sobrevivir. Deambulo por los cuartos, me dan ganas de lavar los trastes pero desisto porque es una actividad exclusivamente para las mañanas. En lo que va del día me tome cinco cafés, los dos me supieron amargos, el tercero me supo bueno, el cuarto fue por vicio y el quinto fue puro antojo. Termine con el riñón gritándome !ya cabron paralé! Después todo me dio vueltas y me dio sueño, y entre en el espacio de angst existencial heidegariano per excelencia. Aun así me senté a trabajar y cuando me di cuenta ya era hora de irse a la casa -¿Cual? me pregunte --si trabajo desde mi home office.

Decidí escribirle un poco al poema de las nubes, pero cese en cuanto no pude utilizar la eñe. Nada. Otra vez mi computadora con su típico antagonismo de siempre. Desde que sintió el palpo de mi escritura imposibilito al programa de Word para que no pudiera producir tan dispensable consonante. Es imposible escribir mentiras sin la eñe, no sé como hacen los demás para escribir, !Diantres! Renuncio al poema como es costumbre y vuelvo a titubear de un lado a otro, llego hasta al balcón y veo en frente el crucero del Royal Caribean perdiéndose rumbo al océano y para colmo veo un avión aterrizando. Tantos -endoses y -andos son difíciles cuando uno está ahí nada mas paradote. Otra vez la visita del angel de deseos de imposibles. La imaginación de la consciencia me lleva a vivir el viaje inanunciado y de destino a ninguna parte; intemperie total, magia, dinamo, total enthrallment. Estos días me he dado cuenta de mis limitaciones. Vaya que son muchas. No ha sido fácil aceptarlo. No puedo resignarme a que las alas que sentía no eran mías sino prestadas. En los últimos doce meses viví dentro de un teatrical teaser, la movie sobre la deamonica experiencia, una película que por lo visto todavía no empieza a filmarse -joder y yo que pensaba que ya había empezado.

¿Qué hora son en mi corazón que no llega el tiempo? Es difícil que uno tenga que llegar al momento indicado. Pero sé que valdrá la pena y por lo mientras hago costumbre dentro lo irremediablemente cotidiano. God bles el Feisbuk y sus nativos usuarios, gente de bien y dispensable para mantenerme trabajando. Claro que siempre cuidándome de no contagiarme de la tranquilidad y de la felicidad del amor conyugal -algo de qué preocuparse, situación de alto riesgo, trampa que requiere escapismo, muerte en vida... Todo eso que no quiero ser o tener que ver. ¿Pero podré evitarlo teniendo piel y recuerdo?

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