Saturday, October 23, 2010

Arroz chino con filete de pescado volador, me reservo el derecho de autor

Ayer por fin empecé el trámite del primer gran viaje de mi noveno año olímpico. Admito que no fue fácil. Los trámites internacionales carecen de papeleo y algún otro requerimiento pendejo de anteaño. Agregase mi postura de imbécil y el trámite se vuelve odioso. Otro requerimiento que no rendía era el no tener el itinerario de mi viaje, por lo cual tuve que comprarlo al instante para demostrar que tenía intención de viajar. De principio me pareció una especie de extorción, pero al final de cuentas creo que fue el requerimiento que mas gusto rendir. Al final de cuentas me recibieron los papeles y me pidieron volver a recoger mi pasaporte para la próxima semana.

A pesar de tener demasiado trabajo, esta semana decidí distanciarme de Lady Kokodrile con el fin de poder tener espacio para efectuar control de unos aspectos de mi multiplicidad (y claro de aspectos laboral). Es un hecho que estando solo soy más fuerte. Con el arrivo de la soledad, la imaginación comenzó a ampliarse y mi Ser volvió a adquerir aquella sistematización existencial casi perfecta de las primera olimpiada, en casi dos días de estar envuelto en mi mismo puedo sentir de vuelta mi estado natural de poeta maldito. Me reservo las advertencias contra la salud.   

La vida seguirá cagada. El trabajar y la muerte son los únicos destinos del borrego (incluyéndome a mi), pero solo pocos pueden frenar el tiempo y encontrar un par de variantes que puedan darle a uno la oportunidad de existir en una verticalidad. La semana pasada era una ardilla, hoy tratando de sobrevivir la vida atrevo a sentirme un pescado volador.

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