Saturday, October 30, 2010

Despertares en cielos opacos

Desperté dispuesto a todo a pesar de tener el cuerpo molido de tanto ejercicio, abrí los ojos pensando que podía hacer grandes faenas en la bicicleta. Sin embargo, al abrir las ventanas encontré una alegre lluvia cantando sobre los charcos. Voltee a ver el cielo y su opacidad me llevo a ensimismarme y desear haber dormido mas. Ni yo, el sol y la luna nos esperábamos la jugarreta del cielo. Era una traición. Ellos habían quedado incomunicados con la tierra mientras yo había quedado sepultado bajo una manta gris que empezaba a impedirme pensar. 

Tan pendejo. Habia despertado inquieto. Mi más grande deseo era irme a andar en bici y perderme en las montañas. Allá en el esfuerzo lograría olvidarme de la To-Do-List del camello. Ante el chagrín del cielo y la envidiable felicidad de los charcos decidí que era mejor escribir una lista de las cosas que más repudiaba en esta vida. Para empezar la gente. En especial la persona normalista, cuadriculada, sin chiste, en masada, amontonada, idéntica aquel/ella que dejaba sus destinos en las manos de dioses y políticos. Entre paréntesis escribí ‘todo el mundo’ al menos era igualitario y democrático. Segundo fueron los muebles y uno que otro objeto casero que tienen como fin ocupar espacios y sujetar me para que no pueda largarme a trabajar al circo. Excluí mis computadoras y mi teléfono móvil porque de alguna manera tenía una explícita dependencia para subsistir en el medio Borrego. Con estas dos categorías me bastaba. Deje el cielo y la lluvia en paz. No me molestaban simplemente hoy no me lo esperaba. Mire de nuevo por la mentana comprendí que el cielo era bipolar y no había manera de administrarle medicamentos. Me conforme con mentarle la madre y me puse a desdeñar un plan para la próxima época.

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