El otro día baje del árbol y me aventure a la calle. De las ramas a la base del tronco fue fácil, de ahí para la calle admito me costo trabajo. Aventurarme a la calle era una de las cosas mas fáciles que podía hacer cuando vivía ahogado en la soledad. Ahora que vivo en el ancho y esplendoroso cielo de la armonía del whitefellaw no podía ni siquiera leer menos formular un par de ideas dignas de ser escritas. Agréguese a mi desdicha el voluminoso amor de lady Kokodrile que poco a poco terminaba con mis esperanzas. Todo se había ligado a un largo proceso de carácter humano borrego, en otras palabras mi tan sofisticada vida comenzaba a tener matices de vida rutinaria, y yo comenzaba a pensarme como el joven profesional.
Por eso decidí sentirme ardilla aventurera por primera vez en mi vida y largarme lejos de mi realidad. Me valí de mi mismo para llegar al Dandy del Sur. Traía conmigo unos papelitos y un plumón color verde y mientras esperaba a la otra compañera ardilla me puse a escribir insolencias, desatinos, o cualquier pendejada que se me vino a mi mente. Bebí cerveza helada y whisky en las rocas, y volví apretar fuerte el plumón. Rato después llego la compañera ardilla y platicamos sobre la existencia de la nuez y la avellana después del verano. Comimos, bebimos, hablamos de los problemas de la Darling y no se cuanto reímos, sentí que volvía a ser el que fui.
No comments:
Post a Comment