Aproximaciones. Solamente aproximaciones; los días han sido ingenuos, nefastos, y continuos de una variante rutina que su regularidad me ha dejado sorprendido. He vuelto a echar mano de gente desconocida simplemente para darme cuenta de que no hay gente que pueda ir a mi ritmo. Toda esta gente que tengo alrededor está limitada a una realidad de dos planos: casa y trabajo. Al parecer me ha quedado claro, la trascendencia es cosa de los alemanes, una ideología de principios del siglo veinte, un romanticismo teutón. No existe más such thing, such desire, such will.
No quiero crear una epopeya, escribir una gran novela. No estoy buscando las complicaciones del amor o quiero armar el gran desmadre. Admito que únicamente estoy en busca de alguien que se preste a vivir la vida de una manera excepcional, mi manera. Mis amigos se han lentamente alejado de mí por mis pretensiones. Mucho de ellos han agarrado el sano y tranquilo camino del borrego, son gente en todo su sentido, sumiso, serviciales, y evitan cualquier cosa extraña que pueda dañarles la rutina. A las 11 de la noche deben estar en cama para poder trabajar al día siguiente. Los desconocidos, por su parte, no entienden el concepto y pronto caen en la imprecisión de mal interpretarme y por consiguiente no interesarse en mi amistad.
Por eso este mundo es de aproximaciones, y el lugar en vivo ni se aproxima a la posibilidad.
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