Monday, February 16, 2009

Domingo 33

Ayer fue un domingo excepcional. Termine celebrando mi aniversario numero 33, por supuesto a mi estilo y junto a mis acostumbrados secuaces, me, myself, I and Ego. El duende nos acompaño también y nos deleito con una de sus tantas ponencias sobre la inutilidad del borrego. Terminamos en el café Bassam, en la mesa mas arrinconada para poder mira y no ser mirado. Ordene una botella de vino tinto para los cuatro, un Malbec mendocino que tenia un aroma y su sabor sutil. Leí, escribí, indagué, y me atreví a sonreír más de la cuenta.

Sin embargo fueron dos los eventos que marcaron la noche. Primero la conversación en italiano que sostuve con Dalí en la cual le expuse las nuevas tendencias de mi existencia dionisiaca. Fue una charla amena donde el maestro se limito solamente a mirarme intensamente. Digo que fue una charla porque aunque no dijo nada con la mirada pudo decirme todo. El segundo gran evento de la noche se suscito debajo de un puente en las primeras horas del lunes 16 de febrero, año borrego 2009. Ya no era mi cumpleaños pero igual fue debajo del puente donde por fin pude cantar a los cuatro vientos las canciones de mi juventud. El alumbrado publico del puente me ofreció el escenario para cantarme temas como Música Ligera, Matador, Alicia, La Ciudad de la Furia, Cuando Seas Grande entre muchos. El puente de unos 200 metros de largo me proporciono los acústicos necesarios para que mi voz alcanzara dimensiones impresionantes. La presencia de la ninfa Eco fue un grato regalo de mi dios rey, único y verdadero, Dionisio. Termine afónico pero enviciado en dicha y mas enamorado de mí.

El caminar las noches del domingo me han enseñado que el movimiento hacia delante es esencial para mi y por consiguiente algo necesario. Estos recorridos nocturnos han adquirido una surrealidad que quizá nunca tenga la oportunidad de compartir con la gente borrego. Pero bueno quizá los borregos tengan mejores cosas que hacer el lunes.

El domingo pasado también de loco, buscando una solución para volver a viajar, termine visitando los bares que iba encontrando en el camino. En un espacio de cuatro horas llegue a casa claro después haber bebido cerveza y haber escrito un par de versos en donde pude expandir mas sobre mis teorías de la esquizofrenia literaría.

Hoy lunes recuerdo, y esto sin duda me deja incrustada una sonrisa en mi rostro. A veces que esta sonrisa pilla es una rajada que le dieron a mis pomulos. No recuerdo haber sonreído tanto.

Y el aniversario numero 33 culmino con el regalo de regalos, la aparición de Sophia (sin saber que celebraba mi birthday) y me mando un saludo y me invito a que le escribiera. Esto no tiene explicación y es sin duda un hecho divino.

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