Thursday, October 28, 2010
Fin de la segunda Olimpiada, tres días para el inicio del noveno año olímpico en route a la tercera Olimpiada.
En épocas es como administro mi tiempo. En instantes es como trato de llevar la existencia aunque a veces termine arrastrado por la abominable vida y los contemporealismos de la integración social. Urgía al máximo creador de este desperfecto biológico terminarlo ¡sha! ¡Con Tsunamis no bastaba caray! Hacía falta una catástrofe estilo hollywoodense pero sin pinche gringo héroe y por supuesto sin Transformers. Volviendo al tema del tiempo… Hace días conversando con la compañera Ardilla ésta me explicaba sobre los eventos tangibles de su vida y como ella los mediaba para hacer de estos lo mejor posible. Sus comentarios me ayudaron mucho ya que apenas llegando a casa me puse a desdeñar un plan de silencio absoluto, un océano sin palabras en donde debía ahogarse lo que no debía existir mas. Una especie de vigilia para terminar la segunda Olimpiada de la mejor manera posible, y para así recibir los próximos cuatro años olímpicos en los cuales debía mantener mi rendimiento y tratar de seguir emancipándome. En el plano físico seguía teniendo avances y sabía que si el cuerpo estaba sano y fuerte mi mente estaría como un cuchillo filoso. El único problema a resolver era el rol de Lady Kokodrile quien fungía como asistente en el Enterprise, pero que mal o bien en los dos últimos años olímpicos había metido la peste de la rutina e integración social a mi casa. Esto aunque pareciera inofensivo había delimitado mi transcendencia llevándome a bajar mi rendimiento y a cometer una serie de errores. Admito error técnico. ¡Mea culpa vale! Su continuidad simple y sencillamente se convertiría tarde o temprano en un atentando a las fundaciones de lo establecido hace ocho años cristianos y que dio existencia a todo lo que soy ahora. Por lo tanto si había alguien que no debía tener cabida en la próxima época era este reptil.
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