El día transcurrió, llovió, escampo, y Mimí llamo llorando para decirme que su vuelo se había cancelado —yo mire el recuerdo que dejaron sus labios sobre la nota y me puse a meditar sobre la existencia despues de la muerte.
Por su parte Assef apareció exactamente como aparecen los duendes: de repente. Estaba alegre e hiperactivo platicaba de todo apenas si contestaba mis preguntas. Fue emotivo escucharle. Sigue con vida —pensé. Assef y yo platicamos sobre el pacto de intelectuales que tenemos y finalmente conseguimos poner fecha y horario a nuestro esperado encuentro.
El día sucedió como llovió. Llovía cuando amaneció, escampo durante la hora del lunch y para las cinco de la tarde las nubes se habían retirado. Cuando llegue Mimi contara la anecdota del un viaje accidentado, pero cuando llegue Assef la literatura y poesia encontraran su maximo exponente.
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