Hoy por fin llego la fecha clave para el Cristiano Tipo-A, B, C, y D (porque sépase que hay cuatro especies), momento o instante en donde deja atrás la alusión de los días festivos para regresar al horario de 8 a 5 o de 6 a 9 como mejor le convenga. Un x numero horas laborales (incluyendo el part-time), con una hora de almuerzo conocida por mi doña excentricidad como la hora cero. Aquel momento donde el trabajo hace del individuo lo ahora conocemos como humano. Tal es el evento que ni yo me salvo. Junto con ellos he vuelto a vivir de la expectativa del fin de la hora cero. Como ellos veo las últimas dos semanas de despilfarro, ellos las añoran pero yo feliz que se hayan acabado. La realidad la determina la hora cero. El C-Type A et All. Estando en vacaciones vive en una irrealidad. Incluso el desempleo está ligado con la hora cero. El reloj no sabría dar el tiempo sin las horas laborales que a estas alturas no importan si son de 2 a 10 o de 8 a 5. Se va a trabajar para sobrevivir y punto. Mejor resignarse, bienaventurados los estudiantes que ni saben lo que les espera.
Solo muriéndose se puede terminar con tan absoluta condición. Pero todas las especies de cristianos están encaprichados con la vida, morirse es triste, matarse es malo, quererse morir… es de locos. Igual se necesitan empleados, gente de confianza, esclavos para hacer girar el mundo. Incluso yo soy esencial aunque conozca lo podrido del sistema de los reptiles.
Termino pronto porque todavía estoy dentro de la hora cero, y no hay más que seguir trabajando
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